Hay una frase que me conecta mucho con lo que ocurre en la realidad y es: “Coopera incondicionalmente con lo inevitable”.
En la vida en general, en la nuestra en particular, están ocurriendo cosas constantemente, no podemos modificar lo que ocurre, nos suceden sucesos continuamente, cada instante es diferente al anterior, no podemos retener nada, es como el río, nunca nos podemos bañar dos veces en el mismo agua; todo fluye de una manera vertiginosa, si aprendemos a fluir con el movimiento estamos salvados, si queremos retener el movimiento morimos.
Nos peleamos constantemente con lo que acontece, es un esfuerzo atroz esta lucha ininterrumpida, nos quita energía, nos roba el aliento, caemos rendidos cada noche porque hemos estado nadando contra corriente, en lugar de seguir las aguas que fluyen naturalmente.
Si vamos por donde la vida va, cooperando con lo inevitable, no hay sufrimiento añadido, hay cosas, emociones, dolores, risas y llantos…hay de todo en la existencia, todo es vivible, pero todo es VIDA.
Pretendemos que las cosas sucedan como nosotros queremos que sucedan, pero no somos los diseñadores, ni siquiera sabemos qué es lo que más nos conviene, no podemos evitar que llueva, ni podemos alargar los segundos.
Sí podemos hacer una cosa, es elegir fluir con el flujo, no intentar todo el tiempo cambiar los acontecimientos, forzar las cosas, manipular, interferir, intervenir….
Hemos elegido una forma que nos hace daño, es curiosa esta especie que elige todo el tiempo aquello que le hace sufrir, en lugar de aquello que le hace gozar.
Si lo inevitable no se puede evitar, ¿por qué nos empeñamos?